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Un Guaje en Córdoba

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Sí, sabemos que ha pasado tiempo, pero nuestro compañero viajero, sí, el que se marchó a Asturias, ha vuelto a viajar. Tarde, pero lo ha vuelto a hacer. Como el mismo decía: “es que, con lo bien que tenía todo, estaba como en casa”.

Regresó como un asturiano de nacimiento, tal don Pelayo en la Reconquista, y se negaba a ir a otro sitio… No obstante, este año le hemos convencido de que se tire de nuevo a la carretera y elija una ciudad del Sur. Que nosotros le pagábamos todo. Que no se preocupara por nada y que tirase pa’bajo. 

Aún sigue de viaje, aunque paró en una ciudad que dice que no tiene nada que envidiarle a ninguna otra que conozca: Córdoba.

Dice que tenemos que montar una delegación de Pagatelia en la Judería, justo al lado de Casa Santos , al pie de la Mezquita Catedral, un sitio donde desayuna, come y cena la cuña de tortilla más buena que haya probado nunca.

Pero no se queda ahí. Parece que le ha prestado la boca un fraile y siempre tiene hambre… Ya vino de Asturias con unas arrobas de más…

Dice que la gastronomía cordobesa es para quedarse en la ciudad: no le falta nunca el salmorejo, el rabo de toro, los flamenquines o cualquier plato de caza. También ha probado la caldereta de cordero, el cochifrito o las migas serranas. Esta “pequeña” degustación la ha probado en sitios como El Churrasco,  Bodegas Campos u otros muchos, de la que nos hablará más adelante.

Tanto está disfrutando que le ha dado un avenate y se quiere quedar para conocer la Feria. Y es que en Córdoba, el mes de mayo es una fiesta de color y sabor. Patios, Cata, Cruces y como colofón… la Feria. Es un no parar.

Ya comenzó este fin de semana pasado con la tradicional Batalla de las Flores y las cruces. Ahora, nos comenta, va a disfrutar de los Patios, una tradición que viene de los romanos y que los árabes supieron adaptar muy bien.

Dos curiosidades

Como nuestro viajero dice que no todo es comer y divertirse, también tuvo tiempo para buscar curiosidades, como dice. Se encontró con dos: el postigo de La Leche, en la Mezquita Catedral. Según nos cuenta, hay dos teorías del porqué de su nombre. una de ellas consiste en que las madres lactantes se resguardaban allí por el mal tiempo y para que fueran contratadas en la Casa Cuna que dependía del cabildo.

La otra es que en los tiempos de hambruna de la ciudad, las mujeres que no podían hacerse cargo de sus recién nacidos se acercaban allí para dejar a sus hijos, con la esperanza de que alguien con posibilidades económicas se hicieran cargo del bebé.